Este diagnóstico tiene como objetivo hacer un primer acercamiento al estado del apoyo no financiero en la región. Para este estudio se realizaron dos encuestas durante el 2021, a los proveedores del apoyo no financiero y a las organizaciones y emprendimientos de propósito social (OPS), con el propósito de analizar cuantitativamente las tendencias, las brechas y las oportunidades en América Latina y el Caribe.
En la muestra de proveedores se observó que la mayoría (40 %) son organizaciones no gubernamentales y fundaciones. El resto son organizaciones de apoyo empresarial (15 %), fondos de impacto (9 %), consultorías (9 %), corporaciones (7 %), universidades y centros de pensamiento (3 %), fondos de inversión familiar (2 %), y otros (16 %) (ver gráfica 1)
Desde la demanda del apoyo no financiero se encontró que las organizaciones sin ánimo de lucro son las que más lo reciben (71 %), seguidas de los emprendimientos de triple impacto/sociales (57 %) (ver gráfica 2).
Asimismo, la mayoría de las organizaciones encuestadas (58 %) reportaron que reciben algún tipo de apoyo no financiero y en una gran proporción (43 %) lo reciben de organizaciones de apoyo empresarial. Un 38 % de las OPS encuestadas se encuentran en etapa de consolidación, es decir, con un tiempo de operación de cinco años o más (ver gráfica 3).
Desde la oferta del apoyo no financiero se compararon aquellos servicios que se ofrecen y aquellos que los proveedores perciben como los más necesarios. Se observó que servicios como gestión y medición de impacto y estrategia satisfacen las necesidades según la percepción de su importancia. Sin embargo, se evidenció una brecha entre la percepción de importancia y lo que se ofrece en los servicios como sostenibilidad financiera y habilidades blandas (ver gráfica 4). Estas brechas pueden indicar áreas de oportunidad para los proveedores del apoyo no financiero.
Los resultados de la encuesta indican que, en términos absolutos, un 32 % de los encuestados que ofrece apoyo no financiero no ofrece ningún tipo de financiamiento, mientras que el resto (68 %) proporciona uno o más instrumentos financieros. Dentro de los que contestaron que ofrecen un instrumento financiero se identifican las donaciones (20 %), seguidas de las finanzas híbridas (18 %), capital accionario (equity) (16 %) y deuda (14 %). En términos relativos, el capital accionario (equity) es el instrumento financiero que más ofrece apoyo no financiero dentro de sus carteras de inversión (94 %), seguido de las donaciones (90 %), la deuda (87 %) y las finanzas híbridas (85 %) (ver gráfica 5).
Como se describió anteriormente, dentro de los servicios que se perciben más necesarios por los proveedores del apoyo no financiero se encuentran la estrategia, las habilidades blandas y técnicas y la sostenibilidad financiera. Sin embargo, los servicios priorizados varían considerablemente dependiendo del tipo de financiamiento ofrecido. De igual forma, el servicio para el fortalecimiento de habilidades blandas, uno de los que se observó como más necesario, es generalmente ofrecido sin el acompañamiento del apoyo financiero. (ver figura 2)
Para esta investigación también se encuestaron organizaciones de propósito social con el fin de conocer su experiencia al recibir apoyo no financiero. Los tres servicios más recibidos fueron estrategia, fortalecimiento de competencias gerenciales y administrativas, y fortalecimiento de habilidades blandas. No obstante, estos varían según la etapa de desarrollo y años de operación de las OPS (ver figura 3), observándose una transición desde el apoyo para el fortalecimiento de habilidades blandas en etapas de desarrollo o inicio, hacia el apoyo para el fortalecimiento de la estrategia en etapas más avanzadas.
La mitad de quienes ofrecen apoyo no financiero respondió que evalúa el impacto del apoyo ofrecido. Dentro de este grupo, las organizaciones no gubernamentales y los fondos de impacto son los que más lo hacen (ver gráfica 6). Los temas centrales de evaluación son el impacto social y ambiental, seguido por aumento en ventas o rentabilidad, aumento en capacidades organizacionales, satisfacción del servicio prestado y sistematización de aprendizajes.
La gráfica 7 muestra prácticas que los proveedores de apoyo no financiero identificaron como oportunidades de mejora para su organización, siendo conseguir financiamiento para brindar el apoyo no financiero y medir el impacto que tiene el apoyo no financiero las dos más citadas.
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El 59 % de los proveedores de apoyo no financiero en la muestra lo ofrecen de forma directa (por ejemplo, desde su personal o en la participación en las juntas directivas), mientras que el resto (41 %) lo hace indirectamente (por ejemplo, mediante consultorías o a través de aliados y redes). Las consultorías, los cursos y/o talleres grupales, y los servicios a través de aliados y/o redes son las formas de entrega más utilizadas (ver gráfica 8).
Asimismo, la mayor parte de las iniciativas de apoyo no financiero tienen una duración de un año o menos, oscilando entre los 6 y los 12 meses (39 %) y 1 a 6 meses (26 %) (ver gráfica 9).
Entre las fuentes de financiamiento para el apoyo no financiero reportadas, las donaciones o subvenciones (39 %) fueron las predominantes, seguidas por fuentes diversas de menor magnitud como el pago total o parcial por los servicios recibidos por las OPS (19 %), los servicios pro bono por aliados (17 %), el capital de los inversionistas (16 %) y otras fuentes (gráfica 10) .